domingo, 31 de enero de 2010

I

Lima – 1975

El día no pintaba bien, el cielo era de color fúnebre, llovía en toda la ciudad; pero había un suceso que llevaba meses azotando a la población. Una cadena de homicidios en números de días impares.

En la escena del crimen siempre se encontraba el mismo estilo: Los dedos medios de las manos eran amputados, también el ojo izquierdo y se grababa en el dorso una estrella de cinco puntas inversa.
No había dudas, los asesinos pertenecían a un grupo oscurantista.

Los cuerpos hallados eran de personas pertenecientes a la alta sociedad de la época. La policía de investigación no podía dar con los sospechosos de tan horrendos crímenes, fue por eso que decidieron recurrir a un antiguo investigador del ejército, vale recalcar que este sujeto no era un militar ni mucho menos un policía, era nada más y nada menos que un sociólogo fascinado con los temas forenses.

Su nombre Ernesto Javier Roca Solano Velarde, recurrir a él en verdad es algo que se debió hacer desde que empezó todo este caso, pero no lo hacían, sus métodos de investigación eran de lo más extraños, al igual que su vida; un bebedor empedernido de Pisco, de vida bohemia, excéntrico. Los mandos militares tenían los ojos puestos en esta persona todo el tiempo, pero no lo consideraban totalmente confiable.
En cada caso el no andaba solo, siempre tenia consigo un amigo que actuaba como su escudero, un médico asimilado a las fuerzas armadas.

En el cuartel general dos personas conversaban:

-Han pasado 6 meses capitán González, y no tenemos ni un solo sospechoso, solo puras pistas que no nos llevan a nada.
-Lo sé cabo Peralta, esos tipos emplean el mismo móvil, aun tenemos que seguir intentando dar con el o los responsables de estos atentados
En ese instante suena el teléfono, el capitán que era el más cercano contesta. La voz del hablante era casi silenciosa y distorsionada le dice:

-Hemos dado el gran golpe, ahora intenten detenernos.
-¿Quién habla?, ¿a qué se refiere con el gran golpe?............ ¿aló?
-¿Qué ha pasado capitán?
-Parece que nuestros sectarios favoritos se han movido con gran rapidez.
- Eso quiere decir, qué debemos declararles la guerra, pero eso no seria muy apresurado mi capitán.
-En tiempos difíciles, cualquier estrategia es valida cabo, nunca lo olvide. Ahora le dare la orden de llamar al teniente Beretta.
-¿Al teniente Beretta?, pero capitán lo más indicado es tener al frente del caso a Roca Solano, ese tipo no tiene ni un solo caso fallido, es el más indicado y este es expediente es justo como para él.
-Bah!, no se pase de listo cabo, el que da las órdenes en este despacho ¡soy yo!, por lo que resígnese a seguir todas mis órdenes sin chistar.
-¡Sí, señor!

El cabo Peralta se dirige en busca del teniente Beretta, pero ¿a que se debe la desconfianza del cabo hacia esta persona?

No era el tipo de personas con el que se puede confiar ciegamente, en el cuartel se sospechaba de su comportamiento, siempre parecía ocultar algo y ser un arma de doble filo.

-¿Qué le pasa al capitan para que él se haga cargo de esto?. No puedo refutar porque soy un simple subordinado.
-Así que criticando como mujer a tus superiores Peralta; - ¡Teniente!, ¿en qué momento?
-¿En qué momento aparecí?, los idiotas como tú no deben estar en el lugar de los hombres. ¿Por cierto que quieres?, acaso te mando tu marido González.
-Teniente más respeto con el capitán.
-Ese tipo me las coge cabo, bueno que quiere ahora
-Por ordenes del capitán usted está al mando en la investigación de los asesinatos
Beretta sonríe y se empieza a reír, Perales algo intimidad retrocede tres pasos.
-Ya era tiempo de asumir una verdadera misión. Cabo vienes conmigo a la biblioteca.
En la biblioteca están archivados todos los casos sucedidos en el país, desde los más ingenuos hasta los más avezados.

Todos en ese lugar se quedan sorprendidos ante la aparición del teniente, más sorprendente era la rapidez que tenia para buscar y analizar las pocas pistas que habían obtenido.

-Hasta el momento tenemos a 121 occisos, todos ellos con los dedos cortados justo el dedo medio, sin el ojo izquierdo y la marca en el dorso, pero eso no es todo cabo, todas estas personas tienen algo en común, algo que los une.

-Acaso no es obvio señor, todos ellos han muerto del mismo modo.
-No, todas las víctimas han sido masones, y podría jurar que eran del mayor grado, la pregunta es ¿tras qué van estos tipos?

En ese momento llega a la puerta un joven jadeando y casi desesperado, con un mensaje.

-¡quien de todos Uds. es el Teniente Antonio Beretta Casquino!
-Y el hombre de 1.75m de estatura, tez trigueña y mal carácter se levanta – soy yo, que es lo quieres
-Es información reciente acerca de los asesinatos q vienen sucediendo.
-Otro muerto con sin dedos, ojo y con un tatuaje en brasas de una estrella de 5 puntas, si tienes algo que no conozca, habla ahora o te enviare al infierno.
-Las victimas aumentaron a 145 señor y eso no es todo entre ellos se encuentra el hijo mayor del General Alberto Zegarra.
-24 nuevas muertes y entre ellos el hijo del general, interesante, dime muchacho, donde fue la escena.
-El lugar fue en el distrito de Barranco, muy cerca a la iglesia central del distrito, será fácil de ubicarlo, toda una cuadra está rodeada de sangre.
-Puede retirarse

Beretta se queda atónito con la información que acaba de recibir en manos del aun desconocido.

lunes, 25 de enero de 2010

Todo lo que verán a continuación, es una historia basada por producto de mi imaginación, los personajes y la trama también
cualquier parecido con la realidad es realidad pura coincidencia.